martes, 12 de octubre de 2010

Los ''juguetes rotos'' americanos.

En la imagen, la actriz Lindsay Lohan.
En la imagen, la actriz Lindsay Lohan.


El declive de Mel Gibson, cuya carrera artística pende de un hilo tras las acusaciones de maltrato por parte de su ex pareja, recuerda otros casos de celebridades víctimas de su propia fama, incapaces de gestionar una exposición excesiva al ojo público. Nadie dijo que el éxito fuera de digestión fácil.
Nombres como Lindsay Lohan o Paris Hilton han acaparado titulares por reincidir en sus escarceos con el alcohol y las drogas. Lohan, que saltó a la palestra con tan sólo 12 años en Tú a Londres y yo a California y se convirtió en icono adolescente gracias a Chicas malas, ha dado con sus huesos en la cárcel dos veces en los últimos meses, mientras que Hilton, ya pasó 23 días tras los barrotes en junio de 2007.
Otros jóvenes como Heath Ledger o River Phoenix, y adultos como Michael Jackson o Marilyn Monroe, tuvieron menos suerte y fueron devorados por unos demonios interiores que propiciaron un fin apresurado. ¿Pero qué motivos llevan a los famosos a perder el control sobre sus vidas de esa manera?
Según Olga Gavilán, licenciada en Psicología, con una experiencia en Los Ángeles (California) de más de 10 años, "A medida que la fama aumenta, también lo hace la soledad". "Aparentemente todo el mundo te quiere y busca estar contigo, pero la realidad es que uno ya no sabe si es por ti mismo, por cómo eres o por el glamour y el dinero que te rodea", añadió.
La realidad es que los famosos no pueden salir a la calle a tomar un café sin ser reconocidos. Y no todos consiguen sobrellevar de buen grado esa renuncia a la normalidad de la que goza la gran mayoría de la población. Algunos, incluso, pierden los estribos y explotan en una violencia inesperada.
Gibson es un buen ejemplo de ello. Tras 28 años de sólido matrimonio y siete hijos con Robyn, ahora no da pie con bola. Pero su ex mujer asegura que "nunca" sufrió abuso "físico o de ningún tipo", a diferencia de lo que ha denunciado la ex novia del actor, Oksana Grigorieva, con quien Gibson tuvo una hija en octubre de 2009.
"En el 95% de los casos, y basado en mi experiencia tratando temas de maltrato, cuando la persona decide denunciar es porque ya no puede más y no es la primera vez que ha vivido situaciones de ese tipo", declaró Gavilán, quien publicó el libro La cadena de los abusos. "La mayoría de las víctimas olvidaron las humillaciones y maltratos de los inicios, pero sí recuerdan el último golpe", añadió.
Otra celebridad que estuvo a punto de arruinar su vida es Britney Spears, que pasó de ser una inocente cantante adolescente que hacía gala de su virginidad a encerrarse en el cuarto de baño de su casa con su hijo pequeño, Jayden James, bajo los efectos de estupefacientes.
"La presión puede desestabilizar completamente a una persona. Se requiere mucha madurez, seguridad y tener las ideas muy claras para poder manejarla, porque la imagen del famoso está en continuo juicio", apuntó Gavilán.
En el caso de los artistas más jóvenes, en especial aquellos que alcanzan el estrellato de forma repentina, se dan una serie de factores que explican estos comportamientos, según los expertos. Son personas que no han madurado de forma adecuada y se ven expuestas a situaciones que sólo un adulto podría manejar correctamente.
"Las tensiones y obligaciones van en aumento, y tanto la ansiedad como los miedos hacen su aparición. Son inseguridades propias de cualquier joven que se está desarrollando, pero que en su caso, se hacen públicas. Las drogas y el alcohol son un refugio para ellos", concluyó Gavilán.

Periodistadigital.com

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