En Alemania lucir cualquier símbolo del anterior régimen dictatorial está estrictamente prohibido en el Código Penal, igual que todo acto de ensalzamiento u homenaje a los desaparecidos prebostes nazis. El celo en la aplicación de esta ejemplar medida, sin embargo, puede llegar a provocar situaciones absurdas.
El último ejemplo de este extremo se llama Juliane Ziegler, de 26 años, y hasta esta semana copresentaba un programa de televisión, 'Night Loft' (cadena Prosieben), en el que durante dos horas los telespectadores llamaban en directo para responder a preguntas y lograr premios ocultos en un panel.
En la última entrega, un espectador con prisas porque tenía que irse a trabajar, era incapaz de acertar y Ziegler, entre risas dijo: "Pero venga, tienes que mostrar un poco más de entusiasmo, y trabajar... El trabajo hace libre".
De repente se hizo un breve silencio, ella soltó una carcajada nerviosa y su compañera Tina Kaiser le miró como si hubiera visto un fantasma. Al cabo de unos minutos la aludida desapareció de la pantalla y regresó un cuarto de hora después para pedir disculpas.
El 'error' de Ziegler consistió en utilizar en un contexto cotidiano la fatídica frase que se encontraba a la entrada de los campos de exterminio de los nazis, "Arbeit macht frei". Al día siguiente la cadena anunciaba su despido y una carrera iniciada en 2004 tocaba a su fin.
"He dicho algo hace un rato que no pensaba bajo ningún concepto (...) Esto es un programa en directo y se me ha escapado una idiotez", se excusaba en directo la ya ex presentadora. "Ya no se le volverá a ver más con nosotros, esto no debería haber pasado", anunciaba un día después una portavoz de Prosieben, Sykle Zeidler.
Hace apenas una semana era un concursante del 'reality' 'Soy una estrella, sáquenme de aquí', D. J. Tomekk, quien era expulsado de repente del programa, que se emitía en directo desde una selva australiana, al trascender un vídeo casero grabado unos días antes en las que el músico aparecía en su hotel haciendo el saludo nazi, cantando las primeras estrofas del himno del Tercer Reich y quejándose del número de extranjeros que había en el establecimiento.
Pese a explicar que todo era una broma, ya que su novia es de color y ha crecido en el barrio berlinés de Wedding, con mayoría de extranjeros, la dirección del programa le devolvió inmediatamente a Alemania.
En un caso muy diferente, hace unos meses fue destituida fulminantemente la polémica moderadora Eva Hermann tras alabar en público la política familiar de Hitler durante la presentación de su propio libro.
ELMUNDO.ES
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