Joan Puig (Efe)
El diputado Joan Puig, junto al catedrático Héctor López Bofill, son los impulsores de una campaña de recogida de firmas para censurar al Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) por “su intento de españolizar TV3 y Catalunya Ràdio”. De momento, han recogido ya 240 apoyos, entre ellos los de la diputada en el Congreso Laia Canigueral, el diputado en el Parlamento autonómico Pere Aragonés, que esta semana entra en la Ejecutiva del partido, y el portavoz de las juventudes de ERC, Gerard Coca.
En la cúpula de Esquerra, la iniciativa, que partió de las juventudes de Girona –precisamente la circunscripción de la que salió el secretario general del partido, el consejero Joan Puigcercós- ha sentado como un tiro en unos momentos en que las relaciones entre los dos partidos están en un punto muy delicado. La cúpula de ERC necesita un poco de tiempo para arreglar las relaciones con el PSC, ya que, tal y como informó El Confidencial, sectores de este partido se han movilizado para pedir a José Montilla que rompa el Gobierno y convoque elecciones anticipadas haciéndolas coincidir con las generales del mes de marzo. Y ésta es una posibilidad que no gusta a nadie, porque sería la constatación de un nuevo fracaso de Gobierno tripartito.
“López Bofill, que parece ser el principal impulsor de la recogida de firmas, no es militante de Esquerra, mientras que Joan Puig ya no será número 1 por Girona, sino número 2”, señalan fuentes cercanas a ERC. Se da la circunstancia de que López Bofill es uno de los personajes que se han hecho omnipresentes en cualquier iniciativa soberanista o independentista. Así, participa activamente en la plataforma Sobirania i Progrés y tuvo un papel destacado en la macromanifestación del 1 de diciembre convocada por la plataforma Dret a Decidir.
En la dirección de Esquerra, sin embargo, no agrada su presencia, ya que se ha alineado con el sector crítico de Esquerra Independentista que lidera el diputado autonómico Uriel Bertran. A pesar de haber pedido el alta como militante en el partido republicano, su petición se ha congelado. Además, se recuerda con sorna que López Bofill era uno de los intelectuales que en las elecciones generales del año 2000 creó una plataforma de apoyo a Narcís Serra, en aquel momento candidato de los socialistas.
A pesar de los intentos de la dirección de ERC de desmarcarse de la iniciativa de este grupo de dirigentes, desde el PSC no se ve tan claro. “Esquerra es desleal con nosotros y no comprendemos la manía sistemática de realizar oposición tanto en el gobierno autonómico como en Madrid. Es más, los republicanos son los más viscerales cuando se trata de reprochar algo a los socialistas”, dice un alto dirigente del PSC.
El control de los medios, cuestión de fondo
En este sentido, el intento de censurar al diputado Joan Ferran en el consejo de administración de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA) ha sido un episodio más que denota la tensión entre los dos socios de gobierno. Ferran había declarado días antes que es preciso “arrancar la costra nacionalista de los medios públicos catalanes”, lo que levantó una gran polvareda. El martes pasado, el convergente Miquel Reniu presentó una moción en el consejo de administración del ente que controla TV3 y Catalunya Ràdio pero la abstención de su presidente –precisamente el alcalde de Vic y miembro de Unió Democràtica Josep Maria Vila d’Abadal- evitó que la censura a Ferran saliese adelante. Pero ERC se alineó con Convergència para atacar a los socialistas.
Según fuentes cercanas a ERC, las declaraciones de Ferran denotan las veleidades controladoras de los socialistas hacia los medios de comunicación públicos y todos sus dirigentes han defendido “la profesionalidad de los trabajadores de estos medios”.
Sin embargo, la procesión va por dentro. En privado, los republicanos repudian a un buen puñado de estos profesionales a los que públicamente defienden. Y tienen una lista de agravios que echar en cara, entre ellos la escasa atención que se presta al propio vicepresidente, Josep Lluís Carod-Rovira. Lo curioso es que en una situación como ésta, donde podrían coincidir en sus planteamientos con los socialistas, sea precisamente una de las situaciones que más aleja a los dos socios.
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