lunes, 7 de enero de 2008

APALIZAN A UN CONCURSANTE DE GRAN HERMANO POR UN AJUSTE DE CUENTAS.

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Mucho ha llovido desde que Miguel Carpio se enrolara en Gran Hermano. Una experiencia que le hizo cambiar de vida y hasta de mujer. Pues si al entrar en la casa estaba casado con "la negra", al salir se ennovió con Sandra, la asturiana que se cambió "las tetes".

Fue la negra quien descubrió ante los telespectadores que Miguel le propuso hacer un montaje a tres bandas con Sandra incluida. Sin embargo, ella no quiso y optó por la separación. Al sevillano le dio igual y unió su destino al de la asturiana.

El trío que se convirtió en cuarteto

Carpio, Sandra y la negra encontraron en la televisión una excelente fórmula de financiación. Cuando no era el uno, era la otra, y así sucesivamente. Los tres hicieron del plató de A tu lado su segunda casa y allí se dijeron lo que no está en los escritos.

Llegó un día en que el trío se convirtió en cuarteto por obra y gracia de la madre de la hija de Miguel. La buena señora también saltó a la palestra y reconoció que el sevillano la había simultaneado con la negra. Además, aclaró que el gran hermano no le pasaba ni un duro en concepto y manutención de la niña. Al contrario, más bien le pedía un día sí y otro también.

Miguel, Sandra y "las tetes" se dijeron adiós

El romance entre Miguel y Sandra acabó como el rosario de la aurora. Según ella, porque él era incapaz de asumir sus responsabilidades. Por su parte, el sevillano también se despachó a gusto y aseguró que la chica que conoció en el reality de Telecinco le había engañado completamente.

Mientras tanto, la negra se frotaba las manos al saber que su ex esposo estaba libre como los pájaros. Sin embargo, él buscó refugio junto a la madre de su hija. Precisamente con ellas protagonizó un incidente en un local de la capital hispalense.

Un padre nada responsable

El reloj tocaba la medianoche cuando Miguel, la madre de su hija y ésta se adentraron en un bar. Los tres tomaron asiento en la mesa que había reservado la negra. Lógicamente, el encargado del local se echó las manos a la cabeza al descubrir la presencia de la menor y le dijo al gran hermano que una niña de tan corta edad no podía estar allí y le pidió que se fueran.

Dando muestra de su irresponsabilidad paterna, Carpio le espetó al encargado que su hija iba donde él fuera y que no tenía intención de abandonar el local. Al final, tras un duro intercambio de palabras, el gran hermano se marchó con la música a otra parte.

La salida y entrada de año no ha sido buena para Miguel Carpio, que recibió una brutal paliza en un local nocturno donde se encontraba. De momento, se desconocen los motivos, aunque hay quien afirma que bien podría tratarse de cuentas pendientes. En fin, esperemos que se reponga lo antes posible.

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