‘Toñín ha muerto'. Así titulaba hace escasos minutos el magacín ‘Por la Mañana' de TVE 1 la noticia del fallecimiento de Antonio, un niño de cuatro años con un tumor cerebral. Este tipo de actuaciones, producidas además en horario infantil, vuelven a poner de relieve el debate acerca de hasta dónde se puede llegar en una noticia.
¿Tiene escrúpulos la televisión? ¿Se frivolizan algunas informaciones más de la cuenta? Escuchar a la hermana de un muchacho fallecido a causa de un cáncer terminal la misma mañana en la que se produce el deceso da pie a formular éstas y otras preguntas, más aún si la información va acompañada de un titular tan tajante como ‘Toñín ha muerto' en la televisión pública española. La historia es la siguiente: hace aproximadamente dos meses saltaba a los medios de comunicación la historia de una familia de El Bierzo (León) y de su hijo aquejado de un tumor cerebral cuyo tratamiento quedaba fuera de la Seguridad Social. Dadas las condiciones de la familia (el padre, un minero prejubilado de escasos recursos que ha visto como otros tres hijos fallecían por diversos motivos), la noticia caló en la audiencia, que no dudó en materializar su solidaridad en ayudas económicas para costear el tratamiento necesario en una institución privada de Navarra . Semejante drama fue recogido por los redactores de ‘Por la Mañana', que han seguido el caso hasta el momento justo de la muerte de Antonio : apenas unas horas después de fallecer, contactaban telefónicamente con la hermana del menor, visiblemente afectada, con el propósito de ‘informar' acerca del deceso y de los últimos momentos de vida del menor, en una actitud cuanto menos discutible. ¿Es ésta la televisión pública que queremos?
PRNOTICIAS.ES
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