Compagina la grabación de "Camera café" y "Gominolas", ¿le está resultando muy intenso el ritmo de trabajo?
De momento, lo llevo muy bien porque acabo de llegar a la interpretación y todo es una novedad. Si pongo en una balanza las ventajas y los inconvenientes, me puede más la ilusión del que empieza. No pienso en lo poco que estoy durmiendo.
¿Cómo consigue meterse en la piel de dos personajes a la vez?
Leí el otro día en un libro algo sobre los atrezzos a la hora de interpretar. Y resulta que yo me miro el reloj, la esclava de oro y la gomina y me meto en el papel de Jesús Quesada. Cuando me veo con la perilla, el tupé y la vestimenta tan hortera que lleva Bruno, cambio de registro. Luego, además, tengo que trabajar la voz, la actitud…
¿Cómo es su trabajo en "Camera café"?
El sistema de rodaje es muy relajante. Además, el personaje ya está construido y en ese sentido todo es más sencillo. Los actores ya nos conocemos y, al mirarnos, sabemos cuáles son nuestras reacciones. Es un tópico, pero la verdad es que ir a “Camera” a trabajar es un verdadero juego. Pasamos más ratos divirtiéndonos que grabando.
¿Siempre ha sido así?
La primera temporada y el piloto que grabamos en Milán fueron duros. Ahora es muy relajado, tenemos capacidad de proponer, es un trabajo muy constructivo. Es maravilloso tener un director que te deja participar de esa manera.
¿Les permiten todas las licencias?
No, claro. Todos sabemos cuál es el código de la serie y hasta dónde podemos llegar. Aunque lo normal es que haya una barrera y que todo sea más tenso, y éste no es el caso.
¿Por qué hay gente piensa que usted es igual que Jesús Quesada?
Conozco a muchos Jesús Quesada y he tomado referentes de ellos, pero no soy como él. No comparto sus objetivos en la vida ni su falta de escrúpulos. Además, soy incapaz de ligar con una chica en plan Jesús Quesada, me muero de vergüenza. Sin embargo, que te confundan con tu personaje es muy habitual, nos pasa a todos.
¿Qué le dice el público?
Me hace mucha gracia cuando voy por la calle y me saluda la gente. En la época del "Caiga quien Caiga" querían unas gafas, ahora no me dicen ni Jesús, me piden cafés o gritan directamente, ¡Café! (Risas)
¿Qué otro personaje de "Camera" le gustaría interpretar?
El de Bernardo. Como actor me encanta el cuerpo que tiene, cómo gesticula, cómo entiende las escenas…
Después de años presentando programas, ¿prefiere ahora la interpretación?
He dejado aparcado el entretenimiento, no es que lo haya enterrado. Ahora me pone más la interpretación. Me he saltado el momento escuela, pero estoy aprendiendo con gente que lleva muchos años trabajando en esto.
¿Le gustaría estudiar?
Siento que me apetece conocer la teoría. Sin embargo, todo el mundo me dice que trabaje desde la observación, aunque a mí sí que me hubiera gustado estudiar y estar en plan “Fama”: Pasillos, calentadores, duchas… (risas)
EL TEST DE VERTELE
Un programa o serie de televisión que le guste:
"Muchachada Nui".
Un programa o serie de televisión que no le guste:
Los programas del corazón donde se chilla mucho, porque hay espacios de ese tipo que están bien.
Su trabajo en televisión del que se sienta más orgulloso:
"Camera café" y "Caiga quien Caiga".
Un programa que no presentaría jamás:
"Saber vivir".
Un programa de la infancia del que guarde mejores recuerdos:
"El Kiosko".
Una manía o superstición que tenga antes de ponerse delante de una cámara:
Cantar un bolero, siempre lo hago.
Un famoso/a de televisión al que admire:
Mayra Gómez Kemp.
Un directivo de televisión al que admire:
Edu Arroyo, director del primer "Caiga quien Caiga" y actual director de "Noche Hache"
-JORGE FERNANDEZ.
-¿Cuánto tiempo más le gustaría presentar «La ruleta»?
Pues había pensado en diez u once años más… no, no. No tengo pensando ninguna fecha límite. En España no hay concursos que duren más de cinco o seis años, pero seguiré hasta que sea necesario.
-¿Cómo se lleva ser el único capaz de plantar cara a Ana Rosa?
-Solamente pienso en ello cuando me lo preguntan. No me lo planteo. Ana Rosa es una excelente compañera que hace un programa que no tiene nada que ver con el mío, aunque tengo la suerte que de 12:30 a 14:00 horas estamos un poco por encima. La respeto personal y profesionalmente mucho.
-¿Cómo surge la posibilidad de presentar «Esta casa era una ruina»?
-Me llamaron y me dijeron que querían hacer un «prime time» conmigo. Pregunté de que se trataba, ya que no estaba dispuesto a hacer cualquier programa, y me dijeron que era algo especial y que tenía que ver el vídeo. Una vez lo vi, me enamoré de él a los diez minutos. Es un espacio diferente y es un honor que hayan pensado en mí para presentar un formato tan humano y emotivo.
-¿Por qué tendría que ver el programa el publico, cuando parece que hay cierto agotamiento de los «realities»?
-En realidad el programa no es un «reality». No tiene absolutamente nada que ver con «La casa de tu vida» o «Cambio radical», dos programas con los que nos han comparado mucho. Aquí no se concursa, no se convive. Es la vida misma durante diez días pero no tiene que ver con los típicos «realities». Sólo pido que la gente le de una oportunidad y lo compruebe por sí mismo cuando lo estrenemos.
-¿Cuántos programas se han grabado y con qué periodicidad se emitirán?
-Están previstos, en un principio, cuatro episodios, que no serán emitido del tirón, sino que se convertirán en «eventos». Queremos que sea un acontecimiento para la familia porque es un programa especial, diferente que nos hará llorar y reír. Tiene todos los ingredientes para provocar todo tipo de reacciones en el cuerpo. A mi me pasó grabando y después lo he visto una vez montado y me ha vuelto a pasar lo mismo. Hay muchos sentimientos reunidos en una hora y media de televisión.
-¿Qué criterios ha seguido el programa para seleccionar a las familias?
-Antena 3 hizo un casting buscando unas familias con unas características determinadas. En casi todos los casos hay un común denominador como no tener una vivienda digna, algunos problemas familiares, económicos, incluso de enfermedades. Familias no muy boyantes con una serie de condicionantes que les unen, aunque no quiero revelar mucho más, habrá que descubrirlo con el programa. Son familias que merecen la pena ser conocidas y a las que les hemos dado una oportunidad. Es el programa con mayor esfuerzo humano en el que he trabajado nunca.
-¿A qué aspira Jorge Fernández?
-Me gustaría presentar «Esta casa era una ruina» durante mucho tiempo. Se hace en un sitio que no es un plató, algo que me gusta y además es un registro que no tiene nada que ver con lo que he hecho anteriormente. Además, la verdad es que es un programa que, vaya bien o mal, es una especie de ONG.
Seguidor de «Sé lo que hicisteis...»
Reconoce que ha cambiado mucho la forma en que ve la televisión desde que entró en el medio, por eso confiesa que ahora «veo la tele más que para entretenerme por formación profesional. Me fijo en el ritmo, la iluminación, la decoración,…». Se confiesa un gran «zapeador», excepto con el programa que presentan Ángel Martín y Patricia Conde en La Sexta: « El único programa que veo del tirón y que me encanta es “Sé lo que hicisteis la última semana”. Es muy fresco y muy divertido». Viendo cómo se las gastan en el exitoso formato de Globomedia, ahora sólo queda que tras estas declaraciones, «los chicos de la cueva» se lo agradezcan en forma de «zapping». Aunque para quien quiera ir abriendo boca lo único que hay que hacer es entrar en su web: www.jorgefernandez.tv
-FELIX GOMEZ.
¿Está lejos de ser el niño bien de Herederos?
Pertenezco una familia trabajadora. Mi padre tiene sus propias empresas pero las ha conseguido él trabajando desde los 13 años. Y nos ha inculcado el valor del trabajo y el esfuerzo.
Y usted no quiso seguir en la empresa de su padre...
Yo iba para empresario y abogado. Pretendía seguir con las empresas de mi padre porque él nos enseñó su funcionamiento a mí y a mis hermanos desde bien pequeños. Pero yo tenía un pequeño problema, mi timidez. En COU, mis profesores me recomendaron que entrara en un grupo de teatro como terapia, para poder desinhibirme. Y cuando subí al escenario renací, todo cambió. El teatro ha sido mi segundo útero.
¿Qué le convenció de Herederos?
Tenía otros proyectos en televisión y en cine. He dejado de hacer dos películas y otras dos series por intervenir en Herederos. Confié mucho en esta producción por el hecho de que es un melodrama familiar, una serie casi de realización cinematográfica, el marco de la tauromaquia, que me fascina...Vi algo diferente que me atrajo. Y mi personaje es un abanico, con un arco emocional importante que me llevará desde el placer al mayor infierno. El melodrama es un género que me gusta; está muy cerca del culebrón pero no lo rebasa.
Pero ahora hay muchas series nuevas en competencia...
Lo positivo de esta situación es comprobar que el nivel de la ficción española está subiendo mucho. Y la pena es que la ficción se convierte en una lucha económica que no depende de los artistas. En esta temporada habría cabida para que todas las series tuvieran su día, o por lo menos compitiesen dos cada noche. Pero se han empeñado en concretar todo en el martes. Es triste porque posiblemente caerá algún título y todos son productos muy dignos.
¿Por qué dejó Amar en tiempos revueltos?
Estaba previsto el final en 1945, pero la serie tuvo tanto éxito que superó las previsiones. Los que moríamos o escapábamos en la España de la posguerra ya teníamos otros compromisos profesionales cuando decidieron continuar. Y alargar nuestros papeles no tenía sentido.
¿Usted conocía bien el franquismo?
A mí la guerra civil me toca; leí mucho, y bastante más a partir de Amar en tiempos revueltos. Y recientemente, con la película Las 13 rosas volvimos sobre el tema.
¿La televisión ha aportado mucho a su carrera?
Mucho. No he parado desde Al salir de clase, que me dio amigos, una oportunidad y el dinero para montar mi propia productora con la que hago teatro continuamente. Lo malo es que la televisión está ahora pervertida por programas morbosos. Pero el público es el que manda.
El cine y el teatro aprovechan ahora el tirón de los personajes populares que brinda la televisión para el gancho de la cartelera o el escenario...
Es que era un poco absurdo esa división entre medios. Mi generación hemos tenido la fortuna de ser los primeros en romper ese esquema. La cantera de Al salir de clase hemos saltado al teatro y al cine. A mi me gusta el actor integral que es capaz de saltar del teatro a la televisión o el cine, e incluso a un musical. Lo importante es la historia y no el medio en que la cuentas.
Precisamente coincidió en el teatro (Como abejas atrapadas en la miel) con Luisa Martín, otra de las actrices que hizo popular a través de la televisión, hoy protagonista de la serie Desaparecida...
Cuando hice Krampack (2001), la primera producción con mi compañía, éramos casi todos de Al salir de clase. Yo me daba por satisfecho con la popularidad televisiva si conseguía que llevar público a la obra. Porque el gran problema que tenemos en España es que el público no ha sido educado para ver teatro.
En Como abejas atrapadas en la miel hay una reflexión sobre el aturdimiento de la fama...
La fama para un actor es algo colateral. Lo que se critica en la obra es que se ha creado una moda de buscar la fama por la fama. Por el mero hecho de salir en la tele diciendo que te has enrollado con determinada persona ya eres famoso. Y lo terrible es que esa gente dice muchas burradas en pantalla en la búsqueda de esos cinco minutos de gloria.
-FERMI FERNANDEZ.
¿Qué hacía usted por Londres para haber nacido allí?
(Risas) Habría que preguntarle a mi madre, que era inglesa. Fue a visitar a su padre enfermo, y de paso nací yo.
Qué exótico...
Más exótico fue luego, cuando mi padre fue a buscarme, pero llenaríamos todo el
20 minutos con la historia.
¿Qué tal el cambio de cadena?
Bien. Yo voy a remolque de Andreu y él me dijo: «Nene, que vamos a cambiar de cadena» (risas). La Sexta aporta la ilusión de estar colaborando en hacer algo nuevo, un proyecto que empieza.
Andreu llamó payaso a su jefe, Emilio Aragón. Si quiere, puede hacer lo propio...
Pues Andreu es un bufón. Llevo 20 años con él y tiene dotes innatas para el humor. Tiene ese aire de no haber roto un plato e ingenio para dar palos de forma sutil.
¿Se sorprende con los papeles que le tocan?
Sí, y creo que eso está muy bien. Llego y me lo tengo que aprender en una hora. Trabajar con Buenafuente es un deporte de riesgo, y te acabas enganchando a la adrenalina.
¿Para qué sirve reírse?
Entre otras cosas para tener más arrugas (risas) y para dejarse un dineral en cremas. Es como una droga que no tienes que pagar. Dicen que alarga la vida y te ayuda a superar sus aspectos más duros.
¿Mira las audiencias?
Ya no, me cansé. Creo que no reflejan la realidad. A veces tienes una audiencia baja y resulta que te ha visto todo el mundo, y con tanta cadena resulta difícil saber cuál es tu share.
¿Ve usted la tele?
Siempre hago un paréntesis para ver Sé lo que hicisteis... y me gustan las series tipo Bones o House, y las de misterio. Procuro sacar de mi vida los Tomates y los programas de ese estilo.
¿Nos reímos bien en España?
Siempre nos ha hecho falta reírnos, pero el español tiende a reírse poco de sí mismo, y eso es insano. Creo que cada vez nos reímos menos.
¿Y eso?
Porque la vida está llena de muertes, tragedias e hipotecas...
En el directo le habrá pasado de todo...
A mí se me han llegado a escapar unas gotas de pis con alguna gracia de Andreu. Y una vez me atropellaron de verdad en un programa.
¿Se enfada como Carod si le llaman Fermín Fernández?
(Risas) No, en realidad me llamo Fermín, pero lo he catalanizado. El Fernandes es algo artístico, lo cogí porque es así como llamaban a mi abuelo.
VERTELE,LA RAZON,LA GUIATV y 20MINUTOS.
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