jueves, 25 de octubre de 2007

TERELU Y URDACI;QUE GRAN PAREJA PROFESIONAL.

Terelu y Urdaci, pareja de 'cohecho'


Llevo un par de noches recalando de forma accidental en el mismo programa, el que presenta Urdaci de martes a jueves en Onda 6. Nadie me obliga a verlo, pero un programa presentado por el gran Alfredo es como un cigarrillo de la risa: a pesar de que uno es consciente de que es malo para la salud, lo consume con afición. La diferencia fundamental entre ambos productos estriba en que con Urdaci uno no se ríe ni a la de tres. O, lo que es peor, se ríe cuando se supone que no se tiene que reír, porque es mucho más cachonda la sección de política del programa que la destinada al humor específicamente.

Urdaci se esfuerza, pero no hay materia prima. Le han puesto una mesa como la de Javier Sardá, Pepe Navarro o Buenafuente, un par de humoristas que van y vienen y hasta una taza encima de la mesa. Pero Alfredo de Sardá tiene, como mucho, las ganas de montar bulla, de Buenafuente la vocación de ‘monologuista’ y de Navarro el diámetro de la cabeza. Como comunicador, sin embargo, tiene poco que ver con ellos. Y mira que alguno de los tres magníficos era malo de narices.

Aunque el mayor reclamo del programa de Urdaci no es Urdaci. La clave maestra se llama Terelu Campos, la hijísima de la madrísima. Una chica que hace unos meses estaba en el paro y que ahora tiene más empleos que las obras completas del Segunda Mano. En Locos por Madrid, que así se llama el espacio de marras, Terelu, sentada a la derecha del 'padre', narra junto a él la actualidad informativa. Terelu lee las noticas que Urdaci no quiere leer; hace las preguntas que no quiere hacer. Vamos, lo que viene siendo una becaria.

Cada vez que veo a esta joven lozana me dan ganas de desenchufar el aparato. Lo que ocurre es que, en la sociedad de la información, si uno tira de un cable de su casa se arriesga a desconectar al vecino del quinto de la máquina que lo mantiene con vida. Hoy en día, todo está interconectado vía enchufe. “Enchufe”, qué gran palabra. Pero nada tiene que ver con Terelu. Porque la pequeña de las Campos está ahí por lo que vale, que es mucho, y no como dicen algunos –qué mala baba- porque su hermana mayor, Carmen Borrego, dirija el programa de Urdaci, o porque dicho espacio pertenezca a Europroducciones, la empresa que gestionaba todos los magacines matinales de su madre, doña Teresa.

Hombre, la cosa da que pensar, seamos francos, pero nada más lejos de mi intención que malmeter. Eso ya lo hacen otros, los que observan también algo raro en que Terelu haya pasado a formar parte del equipo de La Noria de Telecinco (grupo Vocento), después de que su madre haya fichado por Punto Radio (también de Vocento) para hacer Protagonistas. Un espacio radiofónico diario que también dirige, por cierto, Carmen Borrego, la otra hija, la misma de antes. Vamos, que enchufe yo no veo, no sé ustedes, pero quizá un poquito de monopolización del espectro gremial, hombre, pues va a ser que sí.

El hecho es que Terelu ha regresado con fuerza tras unos meses quién sabe dónde. Y lo hace de la mano del que otrora fuera, en tiempos de ruido y furia, uno de los que cortaban el bacalao en aquella España tan suya; tan nuestra. Juntos forman la nueva pareja de hecho del universo catódico. O cabría decir más bien de cohecho, porque lo suyo tiene delito.

Pero su regreso no ha sido en vano, no se crean. En verdad, tienen una función encomendada. ¿Entretener, informar...? Pues va a ser que no. Locos por Madrid, el espacio que copresentan en una cadena periférica, de ésas que no ve ni el Tato, pretende ser en la televisión lo que El Crepúsculo de los Dioses fue en el cine: una demostración incontestable de lo efímero que puede llegar a ser eso que algunos llaman éxito.

VANIATIS.

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