miércoles, 31 de octubre de 2007

BOYERO SIGUE CON LA MISMA MIERDA EN EL PAIS.

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CARLOS BOYERO vendido como fichaje rimbombante de EL PAIS como critico televisivo y cinematografico sigue con sus tristes criticas televisivas donde hay que tener 3 carreras para sacar una conclusion televisiva de sus articulos y sobretodo con unos intrascendentes temas;

Es inteligente, es rápido, es seductor, tiene buena pinta, cae simpático, sabe de lo que habla, la cámara le quiere, está en posesión de sentido del humor y de la ironía, esas cositas tan necesarias para andar por la vida y por el fútbol. Se llama Michael Robinson, y cualquier espectador con memoria sentimental le estará perdurablemente agradecido por aquel programa espléndido titulado El día después.

Por ello, me asomo ilusionado al Informe Robinson. Y lo veo y escucho bien, pero esperaba más. Por momentos me huele a amable fábula moral de Capra, a didactismo. Comprendo la admiración de Robinson por Severiano Ballesteros, pero constatar la placidez existencial y el militante amor a los árboles del antiguo guerrero no da para mucho. Lo que más atrae es su resentida amargura contra el país que le parió al desdeñar ofrecer en directo su mítica primera victoria en el Open Británico para retransmitir una surrealista carrera de caballos.

Es enaltecedor que el malhablado Luis Moya atraviese nadando el Estrecho y convencido de que la publicidad arropará esa hazaña, de que su gesto servirá para que los piadosos procuren un techo a los mendigos, para que los perdidos no se ahoguen en su vómito, para que a los desesperados y a los derrotados no se les congelen los huesos y el alma. Demasiado bonito.

El tercer reportaje es el que más me gusta, aunque hable de cosas tan tristes y lógicas como los que no encontraron su lugar en el Sol, los que soñaban con triunfar y la vida les impuso la supervivencia. Eran los compañeros de Casillas, ese ganador modélico, en el Castilla. Estaré al loro, querido Robinson.

EL PAIS.

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