lunes, 19 de noviembre de 2007

TERELU CAMPOS SACA SUS TRAPOS SUCIOS CONTRA EL TOMATE Y ATACA A CARMEN ALCAYDE.



-JOSE JAVIER ESPARZA(VOCENTO).

El programa que presenta Jordi González en la noche sabatina de Telecinco, ‘La noria’, mantiene ese inaprensible perfil que aspira a incluir lo mismo contenidos serios que desperdicios frívolos, todo ello junto a una sección, ya fija, de autopromoción de los contenidos de la propia cadena. Ya prácticamente no queda estrella de Telecinco que no haya pasado por ahí –algunos, como los abuelos de ‘Escenas de matrimonio’, desertaron de la cadena pocos días después-, y esta semana tocaba uno de los rostros más conocidos del canal: Carmen Alcayde, presentadora del estridente programa de cotilleo ‘Aquí hay tomate’. Jordi González la presentó subrayando que, ante todo y sobre todo, Carmen Alcayde “es muy buena tía”. Todos estamos seguros de que Carmen Alcayde es, efectivamente, “muy buena tía”. Estamos seguros de que Carmen es eso y también otras muchas cosas más, todas ellas extraordinariamente positivas. Pero el problema no es lo “buena tía” que sea Carmen, sino el valor del trabajo que hace, el tipo de televisión al que ha asociado su imagen, el significado de su “personaje” dentro del periodismo en general y de la tele en particular. No se hace ningún favor a nadie ocultando la evidencia: ‘Aquí hay tomate’ es un verdadero problema para la televisión española, y la inmensa mayoría de los profesionales de la tele, incluidos los que trabajan en Telecinco, tuercen el gesto y se revuelven en la silla, incómodos, cuando les sacas la cuestión. ¿Por qué es un problema este programa? Porque es el mejor ejemplo posible de cómo nuestra tele, obsesionada con la cifra de audiencia y con ganar dinero como sea, ha pasado por encima de absolutamente todo: por encima del respeto a los horarios de emisión y las “franjas protegidas”, por encima de los límites habituales –e imprescindibles- del periodismo, por encima del criterio de veracidad de las informaciones, por encima incluso del “periodismo rosa” como género que, mal que bien, tenía sus reglas. Por supuesto, el problema no se circunscribe a ‘Aquí hay tomate’, sino que se extiende a otros muchos espacios de la pantalla. Pero el ‘Tomate’ es el que más ha blasonado de sus excesos y el que más chulo se ha puesto con sus críticos cuando ha recibido alguna recriminación. Parte de esa actitud –aunque, ciertamente, no la parte más desagradable- es la que exhibió la otra noche Carmen Alcayde en ‘La noria’, aquí estoy yo con mi palmito y que se mueran los feos, y viva Jorge Javier Vázquez, “maestro del periodismo”. Como eso es estrictamente intolerable, alguien tendrá que decirlo, por “muy buena tía” que sea Carmen. Podemos acostumbrarnos a vivir con ruido en el patio, pero que no nos digan que es la quinta sinfonía de Beethoven.

-CECILIA GARCIA(LA RAZON).

S e venía venir, seguramente por eso Jordi González -al que tan bien se le da lidiar en las polémicas- no podía disimular ese rostro cercano al éxtasis al ver a Carmen
Alcayde y Terelu Campos cómo se sonreían mientras los ojos de Terelu lanzaban rayos con una vehemencia que para sí quisiera Superman.
Durante más de un año, el programa de Alcayde le ha tirado «tomatazos» a Campos un día sí y otro también. Vale que los novios de la presentadora -Pipi Estrada, Carlos Agrelo- eran para enmarcar... únicamente en la pantalla de televisión, uno por exceso, ¡ay ese Pipi y tanto pía!, y otro por defecto, que más sieso no podía ser. Pero, de ahí a cebarse con el mal gusto de Terelu con los hombres... aparte de hiriente era aburrido. Con esa sonrisa profidén que pone cuando quiere, la hija de María Teresa (en plan muy fino, eso sí) le cantó las cuarenta a Alcayde que, sin guión, no sabía por dónde salir. Es lo malo que tienen algunas presentadoras, se les quita el folio de las manos y se quedan en lo que se quedan: un escote. En su defensa -«por mí, por todos mis compañeros y por mí la primera»-, comentó que «¡Aquí hay tomate!» es un programa de humor. Puede, lo que pasa es que la fauna que suelen escoger: Dinio, Kiko Rivera, la propia Terelu, gracia, lo que se dice gracia, no tienen ninguna.
Eso dio de sí «La noria», una discusión aparentemente civilizada, que bien podría haberse resuelto en privado por aquello de no perder unos minutos de televisión en trifulcas de patio de vecinos. A fin de cuentas, las dos reciben la nómina de la misma casa. En Telecinco, otra cosa no, pero listos son un rato.

COLPISA y LA RAZON.

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