miércoles, 24 de octubre de 2007

5 MINUTOS CON........EDUARDO ALDAN,JAVIER PONS Y JOY RODRIGUEZ.

-EDUARDO ALDAN.


Su monólogo Espinete no existe lleva tres temporadas en el Teatro Gran Vía de Madrid. Ahora Antena 3 le ha confiado Peta Zetas, un late night para nostálgicos de los ochenta que preve estrenarse en breve. Sin duda, Eduardo Aldán, de 34 años, vive un gran momento profesional.

Ahora mismo estás en el Teatro Gran Vía con el monólogo cómico ‘Espinete no existe’ ¿no te parece una afirmación demasiado arriesgada?
No, es una provocación; algo así como romper los sueños infantiles de mucha gente. En realidad, cuando creces, descubres muchas cosas que creías que eran verdad y luego te das cuenta de que no. Espinete me parecía una buena excusa para demostrar y, sobre todo, para vender la idea de hacer un espectáculo sobre todos los traumas infantiles y los sueños que se nos han caído al crecer. Es un universo muy interesante.

¿Y cómo definirías el complejo de Espinete?
¿El complejo de Espinete? Pues es ése. Si ves el espectáculo descubres que, aunque critico y me río mucho de las cosas que se creen cuando eres pequeño, en el fondo lo que tienes es un poco de nostalgia que deseas recuperar. Es un poco el síndrome de Peter Pan; sabes que has crecido pero quieres volver a la infancia, quieres no crecer. Ése sería el síndrome de Espinete.

¿Qué supuso para tu generación este fenómeno?
Espinete lo veíamos cuando salíamos de clase, era el momento de relajación del día. Llegabas a casa, cogías el bocadillo de chocolate, te ponías delante de la tele y tu primer compañero de juegos de esa tarde era siempre un muñeco gigante de color rosa. Entonces era, digamos… tu primer amigo televisivo, era como un gran amigo gigantesco y encima de color rosa.

¿Entonces esto no es un venganza tuya porque de pequeño no te gustaba el programa y te obligaron a verlo?
No, qué va. De hecho, de Espinete no se habla demasiado en el espectáculo, sólo es una excusa para comentar un poco de todo. Hablo de los juguetes, de la televisión, del material escolar, de la comida que comíamos de pequeños… En fin, es todo un universo infantil, pero a raíz de un personaje muy conocido como es Espinete.

¿Y qué cualidades destacarías de este personaje?
Primero, que nadie sabía realmente si era un niño o era una niña. Era un personaje ambiguo, no tenía sexo, ni edad exacta… Además apareció un día de repente en el barrio, me acuerdo perfectamente de la historia, y de repente desapareció; como Mary Poppins, que un día llega a tu vida y ya.



¿Cómo se te ocurrió escribir esta obra?

Pues llevaba cinco años preparándola. Empecé a trabajar para El club de la comedia donde los primeros monólogos que escribí para mí mismo, como intérprete, eran sobre la infancia. Después de hacer unos cuantos llegué a la conclusión de que se podía convertir en un espectáculo, así que empecé a darle forma y a contar mi propia infancia. Quería que la gente se pudiese sentir identificada con mi pasado, porque al fin y al cabo yo no soy tan diferente a los demás. En realidad, ése es el exito.

¿Y llevas ya tres años de éxito?
Sí, dos años y pico.

Y ¿qué te ha dicho tu productor?
Que no me vaya nunca. “Tú no te vayas, no te vayas”, me dice. Yo le digo: “Quiero hacer una gira” y él me contesta: “No, no hagas gira; quédate aquí en Madrid que está funcionando muy bien.”

¿Qué va buscando el público que se acerca a la obra?
Creo que reirse, porque la gente que últimamente va al teatro lo que busca es evadirse. Los dramas no funcionan; el público quiere ver comedia, quiere reír constantemente y encima que les aportemos algo más. Cuando vienen a ver Espinete no existe creen que sólo van a reír y hay gente que hasta llora. Son lágrimas de nostalgia, de felicidad. Qué bonito, que a la hora de recordar ciertas cosas, puedas descubrir otras que tenías olvidadas, ¿no crees?

Y ahora vas a publicitar un libro con el mismo título, ¿verdad?
Sí, pero todavía no se ha hecho.

¿Y será una versión escrita de la obra?
No, irá más allá si cabe. Va a ser un libro-objeto con imágenes, con dibujos, con recortes, con cosas de aquella época… irá más allá del puro texto del espectáculo. Es muy visual; es como un objeto para regalar. Un objeto para tener como un tesorito.

Y además se preve que des el salto a las noches televisivas con ‘Peta Zetas’…
Sí, con Antena 3.

¿Por qué ese nombre?
Porque Peta Zetas era una chuchería muy particular, quizá la chuchería más extraña de los años ochenta. Eran unas pastillitas rarísimas que al meterlas en la boca te rompían el paladar. Eran algo así como el antecedente de las drogas de diseño, pero sin efectos secundarios.

¿Qué sensación tiene que crear el programa en el espectador?
Pues la idea es que el público reaccione al recordar cosas de los ochenta. Que diga tipo: ¡Diooss…! ¡cómo nos podíamos peinar de esa manera!

¿Crees que está todo inventado en televisión?
SÍ, pero esto no. Porque se ha utilizado muchas veces la nostalgia, pero nunca para reírnos de ella. Es decir, Cuéntame cómo pasó, por ejemplo, recuerda una época del pasado de España, pero no para que te rías con cada una de las cosas y los personajes… Es como hacer corazón, pero retrocorazón.

¿Ésta va a ser tu receta para cautivar a la audiencia?
Quizás sí, porque he descubierto la fórmula. Soy muy enfermo del pasado. Me encanta coleccionar cosas, acumulo objetos de aquella época. Digamos que es mi tema y en televisión me dan esta gran oportunidad de mostrar mi pequeño universo.

Yo he estado muchos años en lo que es el producto de la noche televisiva y creo que para triunfar en un ‘late night’ es necesario estar un poco salido ¿estás de acuerdo con este axioma?
No necesariamente. Creo que la gente que se queda a ver la televisión a esas horas no solo lo hace para ver tetas y culos, hay gente que quiere reirse, desconectar. Hay gente que desconecta viendo sexo, y gente que lo hace con una buena comedia. Creo que es un programa muy diferente. No va a ser un clásico late night, aparte de la comedia y el buen humor.

¿Qué es lo que más miedo te da de esta apuesta?
El tratar de averiguar si hay tanta gente que lo que quiere es exclusivamente esto y no busca tetas y culos.

¿Y no te da miedo perder el anonimato?
No. Porque la televisión va por épocas. Cuando estás en pantalla la gente te conoce y cuando dejas de estar, la gente te olvida. Esto es así. Sé que si hago esto, estaré ‘ahí’ y cuando lo deje, me olvidarán. Es un ciclo, no pasa nada.

Además del programa estás preparando también otra obra teatral que se llama ‘Tonto él, tonto ella’, ¿no?
No, es Tonta ella y tonto él.

¿Somos todos tontos por naturaleza o crees que la pareja nos hace tontos?
Es que el amor nos hace tontos. De verdad, cuando uno se enamora pierde los papeles y se convierte en una persona completamente imbécil. De eso sólo te das cuenta cuando no estás enamorado. Es un poco eso, reírse del amor.

¿Cuánto tiempo dura el amor?
Creo que un poco más de lo que dura el espectáculo en sí, que son dos horas.Pero no mucho más.

¿Y dura más en las mujeres o en los hombres?
Depende de los casos. Generalizar no está bien.

¿Quizá somos más superficiales los hombres?
Pues igual sí.

¿Crees que se nos acaba antes a nosotros que a ellas?
Es que todo depende del nivel de expectativa. Cuando uno tiene expectativas muy grandes la primera decepción llega enseguida. Eso le puede ocurrir tanto a ellos como a ellas. Pero creo que en realidad somos los dos bastante tontos. Siempre hay uno que quiere más que el otro; quizás ése es el que antes se decepciona y al que antes se le acaba el amor.



¿Por qué tienen tanto éxito los conflictos de pareja?

Es por eso por lo que me voy a arriesgar a producir este espectáculo, que yo no voy a protagonizar; lo produzco. Creo que es algo que siempre está vigente. Pueden pasar mil años que la guerra de sexos es algo que existe desde Adán y Eva. Hasta día de hoy no han cambiado las cosas. Siempre hay conflictos entre parejas y la gente siempre va a reirse de ese tipo de situaciones, porque las está viviendo cada día. Es un éxito seguro a nivel de identificación. La gente, lo que quiere hacer en realidad es reirse de sí mismo.

¿Tú tienes pareja?
No hablo de eso.

¿Cómo se intenta ligar cuando te identifican con Espinete?
Pues no sé. Nunca me lo he planteado. En realidad la gente, como les hace gracia el tema, pues me abordan y nunca me proponen matrimonio, me regalan chupachups. Fíjate qué triste mi vida, en lugar de proponerme salir conmigo o enrollarse conmigo, no… me regalan peluches. Tengo el camerino lleno de peluches y chucherías. Y estoy muy agradecido, pero…

En las relaciones sentimentales ¿la ficción siempre supera la realidad?
A veces sí y es que… es más, sí.

¿A qué le das más importancia: al sexo o al amor?
Cuando te sobra el sexo, te falta el amor. Y hay una frase que me gustaba mucho que es de García Márquez, creo, que dice: “El sexo es la solución para quien no le llega el amor.” La gente que sólo busca sexo por sexo es porque no tiene otra cosa; el amor no le llega.

¿Y una relación basada en el sexo va destinada al fracaso?
Bueno para mí el sexo es algo muy importante en la pareja, pero el amor es la base. El amor es el cimiento y el sexo es toda la parafernalia que pones encima de ese cimiento. Vamos, que puede estar muy bien y puedes tener una relación preciosa, pero si no tienes la base, eso se va a caer seguro.

¿Puede existir una relación sin sexo?
Pues sí, por qué no.

En cambio sin amor no.
No.

¿Está el sexo tan presente en todo lo que hacemos como dicen los psicólogos?
Sí, somos animales sexuales; es todo por naturaleza. Te afecta tanto tenerlo como no tenerlo.Es decir, que está presente siempre, quieras o no quieras. No me pongo en plan Freud de que todo es sexo, pero sí es importante. Es algo animal y nosotros somos animales, entonces está ahí. Es una necesidad más, como el comer o el beber. Hombre, uno puede subsistir sin hacerlo, pero lo pasa mal. No digo la primera, pero sí es una necesidad más.

Si en una relación tuvieras que dar un porcentaje al sexo ¿cuál le darías?
Un 50. Déjalo ahí. Pero en una relación, luego si uno no la tiene y quiere hacer del sexo un estandarte, pues perfecto.

¿Había algo entre Espinete y Don Pimpón?
Es que eso es lo que yo creo realmente, hay ahí un lado oscuro que no se sabe. Porque el programa Barrio Sésamo emitía entre sketch y sketch bloques de dibujos animados y … ¿ahí que ocurría?

-JAVIER PONS.

 Javier Pons.
-- ¿Herederos y Desaparecida son las series que andaban buscando?
--Pues sí. Poder decir que cada semana más de 10 millones de espectadores ven las ficciones de TVE-1 es algo que hacía mucho que no pasaba. Creemos que son ficciones de calidad, al margen de lo subjetivo del gusto, de producción sólida, audaces en su discurso y con un cierto compromiso social.
--Ambas son melodramas. ¿Va a ser una marca de fábrica?
--Nuestras series se tienen que reconocer, y uno de los criterios ha sido que se distingan por la factura, por el discurso, por la forma de retratarlas y por el contenido. Hoy por hoy, la tendencia general es la comedia de distintos tipos, pero nosotros pensábamos que el drama y el melodrama se habían intentado introducir en algunas series, pero no se habían afrontado como proyecto uniforme. Y pensamos que es un camino que podemos seguir porque, además, es complementario a los demás. Eso no quiere decir que nos cerremos a la comedia.

--¿Qué va a ver de nuevo en los próximos meses?
--Preparamos una serie de tipo histórico, en la línea de Amar en tiempos revueltos. Esa atención a la memoria y a la ficción de época la vamos a mantener. Seguramente en febrero estrenaremos una serie semanal centrada en los años 20, con una gran familia en un entorno convulso, con los enfrentamientos sociales de la época, intentado repasar la historia desde una forma cercana al espectador. Otro camino que ya hemos iniciado es intentar sustituir al culebrón latino de la tarde, una especie de compromiso que teníamos y para lo que estamos preparando un proyecto que se estrenaría en mayo del que aún no se puede decir mucho. Sería una telenovela diaria que constituiría nuestra apuesta definitiva por la ficción española.

--En el terreno de la información, ¿cree que han conseguido llegar a unos telediarios profesionales e independientes?
--Pienso que sí. Creo que hoy se puede decir con orgullo por parte del equipo que lo hace, más que por nosotros, que los informativos tienen una línea de independencia, de profesionalidad y de rigor. Esas tres líneas tienen que marcar, dentro de un panorama en el que a veces se abusa del informativo espectáculo, nuestra apuesta por la formalidad.

--¿Finiquitar Línea 900 forma parte de esta nueva política informativa?
--Creo que la polémica que ha surgido es culpa de no habernos explicado bien. Línea 900 es un programa emblemático de la casa, pero estaba necesitando una revisión, pues cubrió una etapa y estaba dando señales de debilidad, como demuestra su creciente caída de audiencia. Por eso hemos cogido a parte del equipo del programa y lo hemos incluido en un nuevo espacio de reportajes y documentales, que vamos a emitir en TVE-1, y no en La 2.


-JOY RODRIGUEZ.





¿Cómo consiguió entrar en el mundo de la interpretación?

Empecé haciendo anuncios y figuraciones. ¡Incluso fui Ofelia en la versión cómica de Hamlet que representamos en el cole!

¿Y nunca consideró la posibilidad de convertirse en policía?

No (risas). ¡Pero me planteé ser cocinero! El riesgo nunca ha sido lo mío…

‘Hermanos y detectives’ es su primera serie, ¿no?

Sí, aunque antes presenté en La Sexta el programa Mangápolis, y he salido en varios spots.

Últimamente vemos a muchos orientales en la televisión…

Pero no se trata de una moda pasajera. La televisión muestra una realidad: que somos muchos y diferentes. En EE.UU., hay más diversidad y en todos los espacios.

¿En qué se parece a Kamijo?

Yo soy muy enamoradizo, igual que él, y ambos trasladamos nuestra pasión al amor y al trabajo.

¿Qué es lo que más le gusta de su personaje?

Pues que es un tío auténtico. Todo el mundo querría tenerlo como amigo.

Si fuera su amigo, ¿le aconsejaría usted que se dedicara a otra cosa?

A tipos como él hay que darles el máximo apoyo posible. Además, es muy cabezota: se va de Japón porque quiere ser policía, pero la verdad es que no es muy bueno.

¿Mejorará con el tiempo?

Claro, es el más joven, salvo Lorenzo (Rodrigo Noya). Él llega a España porque su tío, el subcomisario Serrano (Álex Angulo), le consigue unas prácticas. Tiene ganas de aprender y de integrarse, no quiere ser el enchufado, sino uno más.

¿Quiénes van a ser sus aliados en los próximos capítulos?

Sobre todo se alía con Lorenzo y con Daniel (Diego Martín). Los polis malos se burlan de él, su tío le pide que no le toque “las pelotas”, María (Igne Martín) le gusta y Mansilla (Javier Cifrián) le tiene celos.

¿Pero celos por amor?

Sí, y en lo profesional. A partir de ahora vamos a ver tramas más personales y triángulos amorosos. No puedo decir más, así que estad atentos…

¿Existía un Kamijo en la versión argentina de la serie?

Efectivamente, pero preferí no verlo para sentirme libre y darle al personaje mi toque personal. Ya lo haré cuando acabe de grabar la primera temporada.

Cuéntenos alguna anécdota de las grabaciones.

En mi primera escena, se me olvidó poner acento oriental. Me gustaría que no lo tuviera, pero parece que hace gracia.

¿Le tienta el cine?

Claro, aunque ahora no es una prioridad, prefiero formarme en la tele y coger experiencia. También quisiera trabajar en el teatro y presentar un programa, pero de música. ¡Soy un enamorado de los medios!
¡QUE ME DICES!,EL PERIODICO y SUPERTELE.

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