¿Sabéis que ya ha vuelto Ana Rosa Quintana (AR)? Supongo que sí, porque leeríais la entrevista
En cualquier caso, independientemente de cuál fuera su intención inicial, lo que AR consiguió fue un intercambio de dardos envenenados con el hombre de las gafas de sol, que le recordó aquello del libro, el negro y el sabor a hiel. Se nota que Risto iba un poquito harto de no salir en la tele: “Yo fiché para jugar y desde diciembre estoy en el banquillo… estoy harto”, dice.
[Ahora viene un problema... la cadena amiga no me deja poner sus vídeos (no, aunque estuvieran en YouTube no me dejan), así que... ¿qué podemos hacer? Bueno, yo creo que lo mejor para todos es que os reproduzca parte del diálogo]
[...]
RISTO: (sobre sus libros: Pensamiento negativo y El sentimiento negativo) ¿Los has leído?
AR: No, no los he leído, porque yo… te lo digo en serio… no leo, ni tengo, ni toco nada que sea negativo.
RISTO: Pues te habrías llevado una sorpresa, porque precisamente empiezo desde la ironía, diciendo, bueno, ahondando en el personaje de alguien muy crítico, muy cínico, muy irónico… y yo creo que la conclusión de los dos libros es tremendamente positiva, pese a todo.
AR: Pues entonces te equivocaste en el título.
RISTO: ¿Sí?
AR: Lo digo en serio, porque hay personas como yo…
RISTO: De los libros voy a coger siempre todos los consejos que me des…
AR: Hombre, deberías hacerlo, porque yo tengo una gran experiencia como tú sabes…
RISTO: Lo sé, lo sé… ¿más de 100.000 libros vendiste?
AR: Yo vendí más de 100.000 libros y luego retiré la edición
RISTO: Vaya hombre… qué lástima
AR: Hombre no, “vaya hombre” no, esto es conocido por todo el mundo
[...]
AR: Joder con lo del libro. ¿Tú sabes lo que pasa Risto con lo del libro?
RISTO: No, no, no quería hacer…
AR: No, no, pero ya lo voy a decir, ya como estoy… ha pasado… ¿Cuánto? ¿Siete años? ¿Ocho años? Ocho años…
RISTO: ¿Qué pasa con el libro? Venga, ahora te entrevisto yo a ti.
AR: Nooo… si no lo he dicho en su momento lo voy a decir ahora, pero… está muy bien porque en el fondo quiere decir que mi vida es intachable desde entonces y nadie tiene nada con qué meterse conmigo, porque si están recurriendo a algo de hace siete años… está muy bien, también.
La verdad es que hacer chistes sobre la faceta novelista de Ana Rosa empieza a estar un poco pasado y a mí me cansa especialmente, como las gracietas con Falete y los bollos o las de Farruquito y los coches (bueno no, este último me tiene más harto, porque parece que en los chistes sobre cómo conduce el bailaor nos olvidamos del atropello mortal).
No menos cierto es que durante estos siete años, Ana Rosa, puedes haber hecho cosas malas, pero que aquella supera con creces a las demás. Es decir, que te lo sigan recordando no quiere decir que sigas siendo intachable, sino que aquello fue más gordo.
De todos modos, estas cosas pasan en Telecinco, donde el ambiente es tan peculiar que los compañeros no ocultan sus tiranteces. Tanto es así, que la gran amistad que tienen Risto y Ana Rosa no tiene nada que envidiar a la relación entrañable que mantienen Mercedes Milá y Jorge Javier Vázquez.
Como lo fácil es criticar a la cadena amiga, no lo voy a hacer, voy a dejar, como dicen Alcalá y De la Morena, que cada uno saque sus propias conclusiones. Además, uno ya no sabe si estos enfrentamientos son reales, si son estrategias, si es un todo por la audiencia o si su único propósito es surtirme de contenidos.
PD: Mañana hablamos de otra cosa, a ser posible, que no sea televisión, por favor.
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