Sucedió a mediados del pasado mes de junio. Sandro Rosell acababa de ser elegido presidente del F.C. Barcelona y en una de sus primeras reuniones con Joan Laporta abordó una espinosa cuestión: la renovación con Mediapro del contrato por los derechos audiovisuales del club. Ese acuerdo expiraba en 2011 pero Laporta había negociado a toda prisa, poco antes de las elecciones, su renovación hasta 2014. Pero no era eso lo que le preocupaba a Rosell sino la deuda de la productora con la entidad blaugrana.
Según los datos recogidos por El Confidencial Digital, Rosell se plantó aquel día ante Laporta y fue directo al grano. Su planteamiento fue el siguiente: o Roures hacía efectivo en el acto el pago de los 65 millones de euros que Mediapro adeudaba al Barça o desvelaba las excelentes y privilegiadas relaciones entre ambos.
Rosell fue tajante… y explícito: su intención era ir directamente al juzgado e interponer una querella; se preguntaba por el destino final que había sufrido un 15% de lo negociado en cada contrato que Laporta había cerrado en el pasado con Roures.
La escena fue tensa y la discusión, acalorada. Pero Sandro Rosell debió ser bastante persuasivo: unas horas después, Mediapro anunció el pago de su deuda al Barcelona. Y unos días más tarde, presentó suspensión de pagos por no poder hacer frente a otros compromisos. Entre ellos, uno con el Real Madrid al que debía haber abonado este verano unos 100 millones de euros.
El 30 de junio, el tesorero del F.C. Barcelona, Xavier Sala i Martín, presentó los resultados económicos de la entidad, que cerró la temporada 2009-2010 con un beneficio neto de 9 millones de euros y unos ingresos de 445,5 millones de euros: un 16% por encima de lo previsto.
Mediapro debe hacer frente cada temporada al pago de más de 600 millones de euros a los clubes de fútbol por la explotación de sus derechos televisivos.
Elconfidencialdigital.com
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